sábado, 9 de agosto de 2008

El Juli hace el toreo en la Merced con un público entregado al triunfo.









De todos es sabido la facilidad y la predisposición que el público que en su mayoría cubren las gradas de la Merced tienen para el triunfo de los diestros; tal vez este entusiasmo acérrimo se vea ayudado por la incompetencia presidencial que sin rigor alguno premia por premiar y genera broncas sonoras cuando los trofeos no deberían quedar en el esportón y se quedan en suspiros por amor al arte.

Ni se premia acorde a lo acontecido ni se exige el verdadero toro en los corrales, hecho que perjudica tanto a la fiesta hasta llevar el tedio a los tendidos que estos se distraen haciendo volar sus blancos pañuelos para así no tener que utilizarlo como secadero de lágrimas al contemplar que a la corrida a la que fueron se convierte desgraciadamente en una mera novillada donde la función de los picadores brilla por su ausencia. Más rigor y menos orejas para así levantar del letargo a unas Colombinas que desgraciadamente dormitan en el recuerdo del aficionado.

3 de Agosto. Feria Colombina de Huelva.

Tres cuartos de plaza. Seis astados de Joaquín Núñez del Cuvillo, chicos, terciados y anovillados; justos de presentación y juego. Destacó el encastado 4º, de nombre Caprichoso al que se le premió con una vuelta al ruedo sin apenas haber visto al caballo.

El Juli: ovación y dos orejas.
Miguel Ángel Perera: oreja y oreja tras dos avisos.
Alejandro Talavante: dos orejas y ovación desde el tercio.

El Juli hizo el toreo en la Merced.



Tres puertas grandes y muchos triunfos en una tarde donde el Juli se volvió a encontrar con el toreo de verdad, demostrándonos a todos los allí presentes la profundidad y el magisterio del verdadero toreo, el toreo portentoso y de desagarro; motivado tal vez por el duelo ante el ciclón Perera y ante un quiero y no puedo Talavante.

Del ganado mejor ni hablamos, ya que al tendido no trasmitían esa sensación de peligro que solamente tiene nuestra fiesta y que la hace tan singular; eso es ni más ni menos lo que trae la emoción y al fin y al cabo es la que la mantiene. Y ya puestos a comentar ¿Cómo es posible que en una plaza de segunda categoría no se pique a los toros? ¿Se puede premiar con vuelta un toro al que casi no se le meten las cuerdas? Dejémoslo esperemos que en años venideros la presidencia tome otros derroteros.

El madrileño Juli no pudo hacer nada con su tedioso primero, que no trasmitía y al que con buen oficio despachó por derechazos y errando a espadas, tras dos pinchazos, una media y dos descabellos fue muy ovacionado.
Pero llegó Caprichoso en su segundo, un enclasado toro de Cuvillo, encastado y bravo, al que el diestro le recetó lo mejor de la tarde; una faena de verdad y por derecho con tandas de derechazos de lujo con su magisterio característico y llevando al toro largo en todos sus pases, dejandole correr por el albero, corriendo la mano y creando trazos de excelsa profundidad y hermosura. Mató de una buena estocada que le sirvió para que el colombino público pidiese y la presidencia concediese dos apéndices. El Juli con su magisterio dio un golpe en la mesa en Huelva.

Perera estuvo en el sitio del triunfo, mostró su actitud de entrega y pundonor en la tarde pero sus dos oponentes le sirvieron de poco, por lo que tuvo que acudir a los pitones para demostrar su potencial ante el insulso segundo que ni pasaba ni hacia por pasar. Con el quinto más de lo mismo, cambios de manos, más arrimón voluntarioso y una voltereta por pura imprudencia. Terminó con manoletinas y recibió una oreja en cada toro si venir a cuento habiendo sonado los dos avisos en su segundo.

El diestro Extremeño volvía con ganas a la plaza de sus triunfos y así fue, triunfo que tuvo más mentira que verdad en su primero.
Con el tercero de la tarde Talavante se encontró con un feo y cariavacado toro al que toreo con su ya particular serie de estatuarios para después coger la zurda; aquella que le hiciera famoso pero que esta vez engañaba más que toreaba. Es verdad que dos tandas de cuatro naturales fueron de ensueño pero eso sí, lo demás fue un conjunto de pases con el pico de la muleta, desviando al toro hacía fuera, por lo que no se lo ajustaba al embroque evitando así el peligro y haciendo un toreo al hilo del pitón poco afortunado. Terminó por bernardinas y con una estocada pescuecera recibío dos orejas.
Con su segundo aburrió y desencanto en un trasteo interminable y tras matar de dos pichazos y estocada, saludó desde el tercio.

Entretenida tarde donde faltó el toro, el tercio de varas y por supuesto la presidencia ajena a todo lo que allí aconteció.

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