martes, 6 de septiembre de 2011

El sabor de ver los toros en Zalamea.

Cuando todo está preparado, cuando se anuncia en el cartel unos buenos toreros, una ganadería importantísima y sobre todo cuando el festejo se da en una plaza remozada e impoluta y con una afición tan seria y exigente como la de Zalamea la Real, todo está listo para el deleite de los sentidos. Ese sexto sentido que tienen los buenos aficionados zalameños que es ver toros, respetar al torero y saber en todo momento de la lidia lo que está viendo.

¡Qué importante, repito, qué importante fue la tarde de toros en Zalamea la Real!
No por los triunfos, ni por el toreo de los actuantes, ni por el toro, repetidor e incansable al que Cuadri nos tiene acostumbrados; importante por las gentes que poblaban el tendido en sus más de tres cuartas partes, en tiempos malos en lo económico y que hicieron que fuese con sus silencios, respeto y exigencia una gran tarde de toros, esa añorada vuelta de los Cuadris a Zalamea.

Se lidiaron toros de la ganadería de Hijos de Celestino Cuadri, el cuarto fue devuelto por otro del hierro titular. Excelente presentación, corrida rematada e igualada y con trapío. El primero y el sexto fueron ovacionados de salida y en el arrastre. Primer toro encastado venido a menos, segundo potable, algo soso, tercero complicado, el cuarto, lidiado el sobrero, descastado y manso, quinto enclasado por el pitón izquierdo y el sexto potable y repetidor. En general nobles y sin complicaciones, les faltó motor.

Rafaelillo de azul pavo y oro, silencio y silencio.
Fernando Robleño de blanco y oro con remates en azabache silencio y ovación con saludos.
Luis Vilches de rosa y oro con cabos blancos, palmas y dos orejas.

La esperadísima vuelta del hierro de la H invertida a Zalamea hizo que los tendidos se poblaran de gente, de ilusión y deseo de ver una de esas tarde de toros que quedarán para la historia. Tarde que por desgracia no levantó el vuelto esperado por aquél que tiene todo el año su pañuelo blanco preparado para pedirle las orejas a los diestros y que una presidencia, acertadísima, se los conceda. Presidencia en la que este año por enfermedad dejaba nuestro amigo, gran conocedor de la fiesta y mejor persona, Adolfo Lozano, presidente de la peña taurina y asesor artístico de los festejos que, aun a sabiendas del hueco que dejaría su falta, cedió este año el testigo a otro grandísimo aficionado: José Manuel Fernández “ El Legrío”. Sus gentes, su saber de toros y su especial manera de vivir la fiesta hacen de este pueblo un pueblo taurino por excelencia.

El primero de la tarde, hondo, serio y con cuajo, que le tocó en suerte a Rafaelillo, que estuvo con él aseado, como siempre, sin querer ver al bravo astado de Cuadri, que embestía con clase y arrastrando el hocico por el suelo, fue el mejor de sus hermanos.
El toro, tras una voltereta, endulzó más su humillada embestida y se vino a menos. Y ya en la suerte suprema, el murciano erró mil y una veces con la tizona y el verduguillo. En definitiva, el despropósito de no querer entrar por derecho.

El cuarto de la tarde, un bonito toro rabón de Cuadri, fue devuelto al lesionarse en corrales y salir descoordinado al ruedo. El toro se aculaba en tablas y temeroso fue conducido por el subalterno de Rafaelillo a la puerta de toriles, al negarse éste a matar al astado que no había visto aún al picador. Acertada devolución de una seria presidencia.

En su lugar salió un toro de la H, bizco del pitón derecho y que tras un puyazo reglamentario, como todos, no le apetecía embestir. El diestro intentó con su peculiar forma obligar al animal que parecía lesionado de los cuartos traseros y que terminó por echarse en mitad de faena con el consiguiente enfado del público. Pasaportó al astado tras muchos intentos y su labor fue silenciada.

Fernando Robleño, al igual que el director de lidia, no quiso ver en profundidad a los toros que le tocaron en suerte e hilvanó una serie de pases fuera de sitio, al hilo del pitón y sin dejarle la muleta puesta y cruzada. Vamos, sin arriesgar de verdad. Si lo hubiera hecho, teniendo en cuenta estos animales, tal vez la tarde hubiese cambiado. En su primero, segundo de la tarde, no pudo enjaretar un pase con el capote por la codicia del animal que peleó en el caballo sin humillar y se defendió en banderillas. Con la muleta no confió Robleño y poco a poco se vino a menos el toro.
Ya en el quinto, un toro difícil y enclasado por el pitón izquierdo, no quiso verlo y se dedicó a probar a media altura en esas faenas de mil pases y ningún olé. Aburrió al toro y a la afición que tuvo que soportar de nuevo otro mitin a espadas. Pasó Robleño con más pena que gloria por Zalamea.

El conocido torero utrerano Luis Vilches conoce a la afición Zalameña a la perfección, sabe que gusta el buen toreo. Así intentó estar toda la tarde y realizó lo mejor en el sexto.
Con el tercer animal se lució con un bonito saludo capotero a la verónica al único toro que se picó bien en Zalamea y esto fue reconocido por su afición que aplaudió al picador. De banderillas ni hablamos. Y con la muleta siempre a media altura, el toro no humilló y no levantó el vuelo una faena que terminó con una media y un pinchazo hondo.

Con el sexto se levantó el vuelo de la tarde, donde el mal ahuero de la espada y el no querer apostar de los toreros ante la muy noble corrida, parecía terminar con el festejo. Luis Vilches estuvo torero, como su banderillero, el onubense Manolo Contreras, que tras una buena brega en el tercero enseñó cómo se banderillea a un toro de Cuadri. Ya contra querencia, en los medios y con la muleta, estuvo cruzado, ligado y gustándose con tandas importantes con la diestra. Tuvo empaque y naturales largos y templados que fueron lo mejor de la tarde ante un animal repetidor y bueno, que no el mejor del festejo. Toreo bastante bien Vilches y salvó una tarde del naufragio. Mató de una estocada desprendida y se le concedieron las dos orejas. Salió a hombros del coso Zalameño.

La tarde transcurrió como escribimos, marcada por la desazón de algunos diestros, por la nobleza de los cuadris (para algunos demasiada) y por una afición sería que supo ver los toros y dejó bastantes pruebas de ellos en una ambiente inigualable para quien quiera disfrutar de una tarde de toros.

Una gran apuesta por el ayuntamiento, la empresa y el ganadero Don Fernando Cuadri que, sin ser redonda fue una tarde de las que quiere Zalamea, una tarde para aficionados. En la que Luis Vilches salió a hombros del coso de los Arrepentíos. Y ya cuando todo había terminado aquel hermoso ruedo, acariciando la noche, aguardaba silencioso, mientras el valioso personal de plaza se encargaba, con una labor meritoria y de verdaderos aficionados, de dejar todo a punto para el próximo festejo.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Muy seria corrida de Cuadri para Zalamea

Serán lidiados por RAFAELIILLO, FERNANDO ROBLEÑO Y LUIS VILCHES el próximo sabado día 3 de septiembre.






















Zalameño a los toros...... Ya podemos soñar por verónicas.

Reproduccimos integramente la noticia del periodista y amigo Javier García-Baquero en su blogs Ambitotoros.
Muchas felicidades al pregonero Domingo Castilla que con su pañuelo blanco, su buen hacer y su sapiencia taurina dió el pistoletazo de salida a una feria taurina digna de plazas mayores.

Domingo Castilla saca "El Pañuelo Blanco " para despejar plaza e iniciar la feria de Zalamea la Real

Profundo pregón de bella palabra y sentimiento taurino y zalameño a flor de piel

Como viene siendo tradición, con la solera de lo clásico y el buen hacer de una peña que ya es experta en esto de elegir persona que de relevancia y sentido a un acto que rompe plaza, y no sólo en lo taurino, a una feria que sale de dentro y se vive dentro y en las calles del accidentado casco urbano de la localidad zalameña.
Nobleza obliga y la presencia moral de un convaleciente Adolfo Lozano, presidente de la peña y maestro para todos los que lo queremos por tratarlo, fue una constante del acto. Como obliga el año al marcado sentir cuadrista que desprendió el pregón, pergeñado por el presidente de la plaza y juez de paz de la localidad, Domingo Castilla, en un año en que la ganadería de Hijos de Celestino Cuadri vuelve por derecho propio al Coso de los Arrepentios, con la sana intención de restañarse de viejas heridas marcadas por una última tarde de pocas luces por esas extrañas cosas del toro y sus vericuetos inescrutables para el común de los mortales.
Tras la presentación del acto por Manolo Conde, presidente en funciones de la Peña y que cargó la suerte en agradecer al anterior equipo de gobierno su apoyo a la peña, su decisión de entrar en la asociación de plaza históricas como se merecía la localidad y en la apuesta por la feria taurina, haciendo, entendemos, de menos al actual equipo de gobierno presidido por Marcos Toti que idéntico esfuerzo ha realizado.
Políticas aparte, el tenor cuadrista nacía desde la presentación que del pregonero hizo el ganadero, recordadno su amistad que ya cumple en plata, a través de la crianza del toro bravo y del limousin, de una amistad que hizo que el pregonero sintiera más si cabe que el propio ganadero el fiasco de la feria zalameña del 2008 y que lo definió como un aficionado "de los que sabe que la vida es corta para aprender todo lo que puede enseñar el toro bravo y su crianza".
Tras el presentador de lujo, que se limita a parar el toro y ponerlo en suerte, un pregonero de nivel, de sentimiento, de torería y de defensa a ultranza de dos ideas, ser de Zalamea e ir a los toros," Zalameños, a los toros, que es nuestra fiesta, la que pone dorado broche de pasto seco al verano" . Pretendía Domingo Castilla resumir 50 años de afición de pañuelos blancos, desde el moquero que su madre le metía en los pantalones cortos de chiquillo comprados para la feria hasta los que le toca sacar con responsabilidad en su actual puesto de presidente de los festejos de Zalamea, donde afirmó querer aunar justicia, tradición, torería, sentimiento y respeto.
Por derroteros íntimos transcurría el pregón por lugares de la infancia, del juego al toro, del desencajonamiento ritual, a la torería del tano , o a la presencia de Ostos o Trincheira, o Belomte, o los más recientes Manzanres o Morante, las tertulias en la carpinteria de Luis el Pelao. de los hermanos Girón ante una novillada de Cuadri en los cincuenta, de la botas de tachuelas, de las mirada a la fonda de la Albina, de los Buicks de las cuadrillas, de los mozoespás de la infancia, sitios gentes que sólo un zalameño puede sentir como propios pero que se hacen universales al machihembrarlos con la afición "más bella del mundo, la de los toros", los Saltilos, los Santacolomas, Los Pablorromero. los Cuadri, oriundos de las fincas zalameñas La Esparraguera y Doña Juana hijos de aquellos de Carvajal, fundador de la Unión de criadores de Toros de Lidia allá por los primeros años del siglo pasado,
Todo con la palabra justa, el sentimiento bravo y la torería necesaria para salir con bien y levantar los aplausos en varios momentos de su vibrante faena por parte de la gente de su pueblo que tanto sabe de esto.
Supo citar al poeta Luis Marín, Luis de Vargas en los carteles y gustarse en ripios propios de sentimiento profundo que remataron una faena de dos orejas a la que la banda del maestro Justo Ruiz supo poner música de la Concha Flamneca y cerrar con el pasodoble Zalamea, de Abel Moreno.
Cerraba el acto el alcalde de la localidad que con mandobles irónicos obvió agravios y supo estar torero, recordando como José María Manzanares le indicaba a Eduardo Gallo "¿has oído como suena la banda? en la corrida que torearon ambos en el Coso de los Arrepentios.
Torera noche la protagonizada por domingo Castilla, de sentimiento taurino zalameño, que invita a ir a los toros el próximo sábado para ver a Robleño y Rafelillo y Vilchez ante los toros de Cuadri

Zalamea anuncia una "SEÑORA" corrida de CUADRIS.






Fruto del meritorio trabajo de dos coorporaciones municipales, de la empresa Novoa propiedad de D. Emilio Moreno y del interés del propio ganadero D. Fernando Cuadri, la afición de Zalamea la Real podrá disfrutar de una gran corrida de toros sobre el papel.


Unos astados con gran nota y trapío, según el ganadero, serán lidiados por tres toreros poderosos. RAFAELILLO, FERNANDO ROBLEÑO Y LUIS VILCHES intentarán llevar al ruedo zalameño toda su expresión artistica y de poder ante toros de CUADRI. En esta Feria Taurina deseamos la pronta recuperación de Don Adolfo Lozano, amigo y gran persona, cuya afición valiente le ha llevado a levantar la Peña Cultural Taurina de la localidad y situarla en el lugar merecido por la historia taurina del pueblo y sus gentes.