Al finalizar el espectáculo de rejones la sensación de tedio era generalizada. Nunca los segundos platos fueron buenos y en esta ocasión se cumplió el dicho. La empresa sin anuncio alguno y por su cuenta cambió la ganadería y además el rejoneador luso Paulo Jorge Santos no asistió a la cita, entrando en sustitución el joven Nelson Lima, caballero que tuvo una actuación irregular en su lote.
Con una cómoda media entrada en tarde bochornosa se lidiaron novillos de Pilar Población, justos de presencia, con movilidad y buenos en líneas generales.
El luso Batista Duarte estuvo toda la tarde fuera de sitio, poco certero con los aceros y dejando ver sus carencias; en su primero recibió pitos y silencio en su segundo tras la cornada que sufrió el caballo castaño Sultán; cornada de dos a tres centímetros que fue atendida por los servicios veterinarios.
José Luis Cañaveral mostró con Caramelo su particular tauromaquia tremendista clavando solo rehiletes a una mano con poca reunión y acierto. Saludó en su primero y recibió dos benévolas orejas en su segundo.
El portugués Nelson Lima toreó aceptablemente al tercero de la tarde colocando sendos pares de banderillas que fueron lo mejor de la tediosa tarde, mató descordando al novillo y se le premió con un apéndice. En el sexto tuvo palmas de despedida.
Festejo de escaso interés con desatinos empresariales que esperamos sean solventados en años venideros.
Con una cómoda media entrada en tarde bochornosa se lidiaron novillos de Pilar Población, justos de presencia, con movilidad y buenos en líneas generales.
El luso Batista Duarte estuvo toda la tarde fuera de sitio, poco certero con los aceros y dejando ver sus carencias; en su primero recibió pitos y silencio en su segundo tras la cornada que sufrió el caballo castaño Sultán; cornada de dos a tres centímetros que fue atendida por los servicios veterinarios.
José Luis Cañaveral mostró con Caramelo su particular tauromaquia tremendista clavando solo rehiletes a una mano con poca reunión y acierto. Saludó en su primero y recibió dos benévolas orejas en su segundo.
El portugués Nelson Lima toreó aceptablemente al tercero de la tarde colocando sendos pares de banderillas que fueron lo mejor de la tediosa tarde, mató descordando al novillo y se le premió con un apéndice. En el sexto tuvo palmas de despedida.
Festejo de escaso interés con desatinos empresariales que esperamos sean solventados en años venideros.
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